Maialen Fernández Martín
BI 04634
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Vitoria-Gasteiz
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Tratamientos
La ansiedad es una respuesta emocional adaptativa que prepara al organismo para reaccionar ante una situación de peligro. Cuando esta respuesta aparece ante situaciones cotidianas (problemas de tráfico, laborales...) o estímulos internos (pensamientos, ideas o imágenes) que no son realmente peligrosos y aún así se interpretan como amenazantes, es entonces cuando aparecen los problemas y trastornos de ansiedad.
¿Has tenido un ataque de ansiedad? Si has sufrido cuatro o más de los siguientes síntomas es muy probable que hayas tenido un ataque de pánico.
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Palpitaciones.
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Sudoración.
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Temblor o sacudidas.
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Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
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Sensación de ahogo.
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Dolor o molestias en el tórax.
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Náuseas o malestar abdominal.
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Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
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Escalofríos o sensación de calor y sofoco.
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Sensación de entumecimiento o de hormigueo.
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Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización.
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Miedo a perder el control o de “volverse loco”.
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Miedo a morir.
La tristeza, aunque no sea fácil aceptarlo, es una emoción que cumple una función útil. Nos ayuda a interiorizar y reflexionar ante un acontecimiento, nos avisa y nos invita a cambiar las cosas. Pero si la tristeza se prolonga en el tiempo, se hace frecuente y no está asociada a ningún acontecimiento externo, sino que se ha acomodado en nuestra vida sin que exista un motivo suficiente, estaríamos ante los síntomas de depresión.
Entre los síntomas de depresión, el más significativo es un ascenso en la intensidad de la tristeza y su prolongación en el tiempo. En algunos casos las causas están claras y se pueden hacer cosas para resolver el problema con los recursos propios, pero en otros, los motivos son desconocidos o difusos, o no se tienen las habilidades adecuadas para resolverlo. Es en estos casos en los que se hace aconsejable contar con la ayuda de un psicólogo o psicóloga.
La depresión clínica es una enfermedad tratable marcada por cambios en el estado de ánimo, el pensamiento y el comportamiento.
Los síntomas más destacables de un cuadro depresivo son:
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Pérdida de interés por actividades, las personas y las cosas.
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Pérdida de motivación.
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Tristeza.
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Apatía.
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Cansancio.
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Sentimientos de culpabilidad.
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Pérdida del apetito.
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Insomnio o hipersomnia.
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Sentimientos de soledad.
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Problemas de atención.
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Percepción negativa de sí mismo y/o del entorno.
El Trastorno por Estrés Postraumático es esencialmente una reacción psicológica muy intensa como consecuencia de haber vivido o presenciado un acontecimiento altamente traumático en el que se ha puesto en riesgo la propia vida o la integridad física o se han presenciado muertes de otras personas. En nuestro centro hemos tratado a personas que han vivido situaciones traumáticas como accidentes de tráfico, violaciones, incendios y atracos con violencia.
La vivencia del acontecimiento traumático se sigue de un conjunto de síntomas que incluyen una reexperimentación del suceso traumático persistentemente (recuerdos involuntarios de la situación traumática, sueños de carácter repetitivo, sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo de nuevo, malestar psicológico intenso cuando la persona se expone a estímulos que recuerdan la situación traumática), evitación persistente de todo lo relacionado con la situación traumática (pensamientos, sentimientos, lugares), embotamiento emocional (sensación de desapego ante los demás, restricción importante de las emociones) y aumento de la actividad fisiológica (irritabilidad, dificultades para conciliar o mantener el sueño, hipervigilancia y respuestas exageradas de sobresalto).
El TEPT en muchas ocasiones pasa desapercibido porque se considera que es normal que alguien que haya vivido un acontecimiento traumático reaccione intensamente. Sin embargo la realidad es que sólo un 30 % de las personas que viven un acontecimiento traumático desarrollan un TEPT.
Si has vivido un acontecimiento traumático es importante que acudas a un especialista para realizar una evaluación psicológica correcta que permita determinar si usted presenta una reacción psicológica normal o un TEPT. En el caso de que presentes un TEPT es muy importante iniciar un tratamiento cuanto antes para evitar que el problema se consolide.
Los TEPT no tratados pueden desembocar en otros trastornos psicológicos como abuso de alcohol u otras sustancias, depresión, trastornos de ansiedad y en los casos más graves ideas de suicidio.
La adolescencia es una etapa del desarrollo compleja. Las emociones se viven con mucha intensidad y la confusión suele ser habitual. La adolescencia es una etapa de transición entre la infancia y la vida adulta en la que comienza una búsqueda de identidad propia y autonomía. Esto hace que los adolescentes vivan a veces un impulso contradictorio. Por un lado tienen una fuerte necesidad de separación de la familia. Y por otro lado, tienen el deseo de seguir teniendo los privilegios propios de la infancia.
Por ello, es una etapa en la que pueden aparecer dificultades. A veces los problemas están arraigados en vivencias previas difíciles durante la infancia. Otras veces son momentos complicados relacionados con la adaptación a esta nueva etapa. Así, se pueden producir dificultades en las dinámicas familiares, escolares o entre amigos.
Durante la adolescencia convergen una gran número de cambios que exigen una adaptación y elaboración de parte de los adolescentes. Y también de sus padres, que deben acomodarse en un espacio cercano y protector pero no invasivo ni sobreprotector. A veces no es fácil encontrar ese espacio entre padres e hijos y surgen complicaciones.
La conquista de la autonomía y el respeto la intimidad son factores cruciales en la adolescencia y para ellos los chicos y chicas tienen que superar ciertos retos. Poder desarrollar su independencia desde la dependencia total con la que los seres humanos llegamos al mundo nos demanda un gran esfuerzo y en esta etapa se ponen en evidencia aspectos que no han podido irse desarrollando saludablemente.
Las figuras de identificación y referencia parentales son trastocadas durante esta etapa, el cuerpo les cambia abruptamente, experimentan nuevas sensaciones en su cuerpo y sus capacidades de razonamiento y pensamiento se vuelven más complejos, permitiéndose acceder a un sin número de nuevos interrogantes.
Las relaciones sociales pueden verse perturbadas por la ansiedad, como ocurre en la fobia social, pero también pueden surgir problemas por una falta de habilidad social. Las habilidades sociales son aquellas estrategias que nos permiten relacionarnos con éxito con las personas de nuestro entorno, entre estas habilidades están:
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Iniciar una conversación con alguien, mantenerla o terminarla.
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Saber decir no adecuadamente cuando te proponen algo que no deseas asumir.
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Saber defender los propios derechos y exigir respeto por parte de los demás.
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Saber expresar tus sentimientos en el momento adecuado y ante las personas oportunas.
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Pedir favores a los demás.
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Ser capaces de expresar críticas a otros de forma adecuada y aceptar adecuadamente las que nosotros podamos recibir.
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Saber escuchar a los demás.
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Habilidades no verbales: gestos, mantener la mirada, etc.
Las habilidades sociales son sumamente importantes, ya que la calidad de las relaciones interpersonales y el apoyo social son fundamentales en el mantenimiento de la salud (especialmente de la salud mental) y en el desarrollo individual, tanto social como profesional.
Las habilidades sociales pueden aprenderse y mejorarse en cualquier etapa de la vida.
Se trata de un problema común que provoca un gran malestar en la persona que lo vivencia, sobre todo porque tiene la sensación de que la situación a la que se enfrenta es insostenible, pero no es capaz de vislumbrar una solución. Esta persona se siente atrapada, ya que las dificultades que experimenta sobrepasan su capacidad de afrontamiento. Por eso, la frustración y la desesperanza no tardan en aparecer.
En sentido general, el trastorno de adaptación provoca un malestar intenso en la persona, que es desproporcionado respecto a la gravedad o intensidad de la situación estresante. Esta siente que es incapaz de afrontar los problemas o planificar su futuro, por lo que suele experimentar cambios en su estado de ánimo que provocan irritabilidad, frustración, ansiedad o depresión.
Todos experimentamos situaciones particularmente difíciles, vivimos conflictos y pérdidas que nos provocan sufrimiento. Sin embargo, hay situaciones que nos desbordan y provocan un gran malestar. En este caso se hace referencia a un trastorno adaptativo, que no es más que una respuesta sobredimensionada y desadaptativa a uno o varios factores estresantes del medio.
En algunos casos el trastorno de adaptación se manifiesta de inmediato, ya que es una respuesta a una situación puntual que ha provocado un estrés agudo, como puede ser una ruptura sentimental, un cambio repentino de trabajo, un desastre natural o incluso el nacimiento de un hijo.
En otros casos el trastorno adaptativo puede tardar un poco más en aparecer, sobre todo cuando se trata de una reacción emocional a diferentes factores estresantes que han coincidido o que se han ido agravando a lo largo del tiempo, como las dificultades económicas, la aparición de una discapacidad y los conflictos en el trabajo.
La mayor parte de los trastornos sexuales son de origen psicológico o funcional, siendo debidos en pocos casos a un problema orgánico. Sin embargo, conviene descartar la causa orgánica antes de iniciar un tratamiento sexológico, acudiendo a un urólogo o a un ginecólogo, con el fin de descartar la posible aunque infrecuente causa física. Una vez descartado ese origen es cuando está indicada la terapia sexual.
Es sabido que el estrés, el cansancio, un estado de ánimo deprimido, algunos medicamentos, y ciertos factores ambientales, pueden producir asimismo una disfunción sexual.
El objetivo de una terapia sexual es mejorar el desempeño sexual del sujeto, logrando unas relaciones íntimas satisfactorias.
Para este fin, se restablecerá la comunicación eficaz de la pareja, se informará de aquellos aspectos sexuales de los que se tenía una noción errónea o escasa, y se les pedirá que realicen –fuera de las consultas- ciertas tareas sexuales específicas.
La terapia sexual podrá llevarse a cabo de manera individual o con ambos miembros de la pareja, según se tenga o no pareja estable.
Tratamos los siguientes problemas sexuales:
Disfunciones sexuales femeninas:
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Deseo sexual inhibido
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Anorgasmia
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Dolor coital
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Disfunción orgásmica
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Vaginismo
Disfunciones sexuales masculinas:
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Deseo sexual inhibido
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Disfunción eréctil
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Eyaculación precoz
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Eyaculación retardada
La característica primordial de las fobias es el temor intenso y persistente ante ciertos objetos o situaciones. La exposición frente al estímulo fobico provoca respuestas inmediatas de ansiedad, cuya intensidad está relacionada con la cercanía o bien con la posibilidad de escapar.
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Miedo intenso y persistente a objetos o situaciones específicas.
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La exposición al estímulo fobico provoca una respuesta inmediata de ansiedad.
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La persona no puede evitar sentirse así.
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Las situaciones fobicas se evitan o se soportan a costa de una intensa ansiedad o malestar.
El problema de duelo patológico (de duelo no normal) sobreviene cuando la persona no sigue un proceso de duelo adecuado, con una recuperación más o menos progresiva (aunque normalmente con altibajos) y puede dar lugar a diferentes trastornos como ansiedad generalizada, depresión, crisis de angustia, fobias, etc.
La pérdida más dolorosa a la que se enfrenta un ser humano es la muerte de sus seres queridos.
Se entiende que el duelo es un estado de pensamiento, sentimiento y actividad que se produce como consecuencia de la pérdida de una persona o cosa amada, asociándose a síntomas físicos y emocionales. Estos síntomas son normales, ya que lo normal en esas situaciones es estar triste, nervioso o desestabilizado, hasta que poco a poco la persona consigue asumir la pérdida y recuperar poco a poco la normalidad.
El proceso de duelo es lo que permite a la persona un reajuste emocional, social, físico y psicológico de poder continuar su vida sin ese vínculo afectivo.
El duelo tiene varias etapas por las que una persona pasa, sin embargo, hay que decir que las personas resuelven su proceso de una manera muy diferente en cada caso y esas etapas pueden darse de una manera desordenada y de hecho, después de pasar una etapa es posible volver a la anterior.
Las etapas son usualmente las siguientes:
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Shock.
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Negación.
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Ira o cólera.
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Culpa.
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Gran tristeza o depresión.
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Aceptación.
Las adicciones son un trastorno físico, psicológico y emocional, que origina una dependencia o necesidad hacia una sustancia o hacia una actividad concreta. La persona que padece una adicción busca persistentemente el alivio o recompensa mediante el consumo de sustancias o mediante la práctica de determinadas actividades (uso excesivo de nuevas tecnologías, juego patológico…). Por lo general, estas patologías se desarrollan de forma progresiva y suelen tener consecuencias graves para la vida de la persona en general, así como para su salud en particular.
existen diferentes tipos de adicciones, entre las más comunes se hallan: adicción al tabaco, al alcohol, a las drogas o sustancias psicoactivas, al juego, al trabajo, a la comida, a la práctica del acto sexual, a la masturbación, a la pornografía, a Internet, al teléfono móvil…
La característica común a todas ellas es el hecho de que las personas que padecen alguna adicción tienen la sensación de “perder el control”, de no ser capaces de dominar sus conductas. Desarrollar una adicción genera gran malestar, tanto a la propia persona en sí, como a las personas de su entorno.
Para entender mejor las adicciones, es conveniente conceptualizar algunos términos relacionados:
Abstinencia: reacción física y/o psicológica que tiene el organismo ante la falta de la sustancia o de la actividad deseada. Ésta es una de las razones que mantienen el problema, ya que personas adictas mostrarán conductas de búsqueda incesante de la sustancia o actividad adictiva.
Tolerancia: necesidad de consumir cantidades cada vez más elevadas de la sustancia adictiva (cocaína, heroína…), o poner en práctica con mayor frecuencia determinadas actividades (relaciones sexuales, deporte…). Cada vez se requiere mayor “dosis” para conseguir el mismo efecto de alivio o recompensa sobre el organismo.
Dependencia: pauta de comportamiento en la que se prioriza el consumo de ciertas sustancias, o la puesta en marcha de determinadas conductas, sobre otras sustancias u otras pautas de comportamiento que antes eran importantes y relevantes para la persona.
Abuso: consumo excesivo, ya sea por frecuencia, cantidad o la propia condición de la persona, que produce consecuencias negativas sobre el individuo o su entorno.
Uso: hablamos de “uso”, en distinción del “abuso”, cuando no se detectan consecuencias inmediatas sobre el consumidor o su entorno, debido a la menor frecuencia o cantidad de consumo, o la propia condición física, psicológica y social de la persona.
Predisposición: en algunos casos la persona es vulnerable a la adicción, y es por ello que, ante situaciones difíciles o conflictos de diversa índole, muestra tendencia hacia un comportamiento adictivo compulsivo.
Colaboración con Centros de Tratamiento de adicciones LLaurant La LLum
https://www.llaurantlallum.com/
Los trastornos de la conducta alimentaria se basan en una alteración en el patrón de intesta de comida junto a una obsesión por el control del peso. Implican alteraciones psicológicas graves que van desde la distorsión de la propia imagen corporal a conductas de autolesión y/o autodestrucción como autoinflingirse el vómito o ingerir laxantes.
Las patologías más habituales son:
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Anorexia
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Obesidad
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Bulimia
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Trastorno por atracón
Los síntomas presentes son conductuales, cognitivos y emocionales. Los cambios evidentes en el peso corporal son frecuentes, pero sin embargo la insatisfacción con la propia imagen continua patente. La reducción constante en la ingesta de comida, las conductas de purga y la realización de deporte compulsiva y excesivamente son patrones constantes. a nivel personal y cognitivo, suele ser frecuente niveles elevados de autoexigencia y deseo de alcanzar altos estándares o metas inalcanzables, síntomas de ansiedad y depresión, aislamiento cognitivo y emocional.
La relación que establecemos con la comida, muy frecuentemente implica mucho más que la mera alimentación. Ya que en ella se reflejan vacíos, miedos, ansiedades... empleándose muchas veces como instrumento de manejo de emociones y sensaciones. Es por ello, que en muchas ocasiones resulta imprescindible abordar todo el conjunto en lugar de centrarse en aumentar o disminuir la ingesta. Cambiando la manera en que nos relacionamos con la comida y el significado que le atribuimos, cambian por sí solos los patrones conductuales.
Los trastornos de personalidad se originan a partir de estresores y/o traumas conscientes o inconscientes para la persona. Normalmente escapan al manejo emocional y provocan alteraciones en los rasgos y estructura de la personalidad. Pueden surgir a raíz de acontecimientos como pérdida de empleo, divorcio o fallecimiento de un ser cercano así como estresores de mayor duración en el tiempo como una situación de maltrato u otras dificultades
Patologías más habituales:
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Trastorno límite de la personalidad
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Trastorno paranoide de la personalidad
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Trastorno evitativo de la personalidad
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Trastorno dependiente de la personalidad
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Trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad
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Trastorno histriónico de la personalidad
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Trastorno esquizoide de la personalidad
Los trastornos de personalidad suelen manifestarse a través de un intenso dolor emocional que dificulta la adaptación a alguna o todas las áreas vitales (familiar, social, laboral). Así mismo, suelen ir acompañados de intensos síntomas de ansiedad y depresión, incluyendo el ataque de pánico.
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Problemas de autoestima y autoconcepto
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Estrés postraumático
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Timidez, inseguridades
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Trastorno obsesivo-compulsivo
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Problemas de autocontrol
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Trastornos del sueño
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Tercera edad
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Trastornos psicosomáticos